A partir de 2020, muchas cosas han cambiado, entre ellas las relaciones de trabajo y las condiciones a tomar en cuenta a la hora de conformar los equipos de trabajo y las formas de coordinar las tareas de cada uno de sus miembros.
Ahora se habla no solo del trabajo desde el hogar y sus posibilidades en actividades en las cuales se ha demostrado que no es imprescindible la presencia en las instalaciones de empresas o instituciones, sobre todo como resultado de la digitalización de gran cantidad de tareas. Así se ha visto que, por citar un solo ejemplo, en el área de las aseguradoras en Estados Unidos y en Europa las grandes firmas han considerado casi inútil con la nueva realidad la posesión de sedes y edificios para su personal y prefieren que estos trabajen desde casa. A lo anterior hay que agregar otra posibilidad como la del formato híbrido.

Recientemente, un informe de Adecco Argentina señaló que hay cerca de 3 millones de personas trabajando en ese país en formato remoto y que el 55% de los encuestados se piensa quedar definitivamente en una modalidad de home office. De ellos, 26% reconoció que le fue difícil el distanciamiento de los compañeros y un 14% lamentó la pérdida de la rutina en la oficina.
Pero esto no quiere decir que una forma mixta o híbrida, en parte presencial y en parte en casa, no tenga un amplio margen para deslplegarse. En gran medida porque puede desempeñar un papel importante en una transición hacia nuevas maneras de afrontar el hecho social del trabajo. Y es allí donde serán determinantes las habilidades de los líderes de los equipos de trabajo para regular las relaciones, la coordinación de las funciones y la determinación del grado de flexibildad que se debe aplicar en cada caso.
La capacidad de adaptación de los los liderazgos empresariales verdaderamente ha sido sometida a muchas pruebas en los últimos dos años con la pandemia. Eso sin contar con que, por otro lado, han tenido que lidiar con la aparición de otros fenómenos laborales como el síndrome de la cabaña.
Este síndrome de la cabaña es un estado mental que, según algunos estudios hechos a raíz del confinamiento preventivo de los últimos meses, se expresa en el temor a la exposición por salir del hogar.
Esto eleva la ansiedad y puede manifiestarse mediante palpitaciones, sudoración y taquicardia. Debido a este estado, los afectados optan por la reclusión como forma de vida.

Por supuesto que estos casos no representan, que se sepa, un volumen muy elevado de las nóminas de las empresas, pero si han mostrado un importante incremento en comparación con estadísticas previas, y son datos que no puede ser despreciado por quienes llevan las riendas de equipos de trabajo para comprender las nueva dinámicas que enfrentan y sus consecuencias.
Como se verá, la nueva realidad también ha forzado a los liderazgos a considerar los efectos de los caóticos tiempos experimentados entre sus colaboradores para dirigir sus equipos.
Comments are closed